Con la llegada del naturalismo al arte, la escultura acabará por poner fin a aquellos valores predominantes durante el siglo XVIII.

Uno de los escultores realistas más destacados de los que podemos hablar, es de Jean- Baptiste Carpeaux (1827-1875), cuya obra se muestra preocupada por reflejar la expresión de la naturaleza. Fue un artista bastante polifacético, ya que también abarcó otros campos como el de la pintura, y en ambos desarrolló un lenguaje con mucho carácter y muy renovador con respecto a la tradición. En su obra se muestra como juega con las luces y las sombras. Una de sus obras más famosas se trata nada más y nada menos que de Ugolino y sus hijos, hecha en bronce, sus rostros muestran un gran interés por la expresión y la gestualidad propios en la escultura del momento.
Es a partir del siglo XIX cuando se aprecia un cambio en cuanto al tratamiento de la escultura y de los materiales empleados.
Antoine- Louis Bayre (1796-1875), es uno de los primeros escultores más representativos del naturalismo. El tema que más suele representar son animales en posición de lucha y el material que más utiliza es el bronce.
Otro de los máximos representantes de esta nueva corriente lo encontramos en Francisque- Joseph Duret (1804-1665), en cuya obra El joven pescador bailando, donde recoge la alegría y la vivacidad de las clases populares . Sus esculturas muestran a personajes jóvenes con gran precisión anatómica y con gran naturalidad.

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